viernes, 2 de julio de 2010

!GRACIAS!

Quiero expresarte mis sentimientos surgidos en mi caminar por mi mundo interior de tinieblas de luchas y victorias. Ahora me detengo un instante y miro hacia delante, a la luz de la aurora. He caminado un largo tramo donde tu luz me fue alumbrando cada día con mayor intensidad. Sé que un día cuando me llames, mi cuerpo dejará en libertad el alma que hoy te pertenece. Dejará esta prisión de carne y de luchas entre mis dos naturalezas, que se oponen entre el bien y el mal: La lucha de mi egoísmo y la de mi espíritu.






Gracias, porque en mi caminar de tu mano, nunca me abandonaste. Pusiste el dedo sobre mis llagas para que a través del dolor de mis heridas tuviera que enfrentarme a ellas para poder sanarme emocional y espiritualmente. Me obligaste sutilmente a mirar la miseria dentro de mi alma para que fuera capaz de descubrir las cadenas que me aprisionaban.






Gracias, por darme la dicha de descubrir la verdad de mis tristezas, las razones por las que fracasé en tantas cosas a causa de los frutos del pecado en mi corazón. Pero más importante aún, me diste el derecho por tu gracia de ser llamado Hijo de Dios cuando te acepté en mi corazón. Llenaste mi vida de sabiduría.






Gracias, porque sin tu amor no hubiera podido vencer mi dolor y odio que estaba congelado en un lugar frío y remoto de mi mundo interno. Terminó el tiempo para recordar con dolor mi ayer. Ahora mis sueños para un mañana están en tus manos porque “Mayores son tus caminos y pensamientos que los míos”. Queda el tiempo de caminar en comunión contigo, en libertad: Tú eres mi Dios, tu hijo soy.






Gracias, por la infinidad de bendiciones que envias sobre mi, a pesar de que no merezco, tu no te limitas a darme vida.






Gracias, por estar a mi lado y extender tu mano cada vez que tropiezo y caigo, gracias muchas gracias Padre;






Mil años de mi vida no bastaria para pagarte todo lo que haz echo en mi, Te amo Dios, Hasta la Eternidad. . . .