Genaro fue despedido del empleo hace un mes. La esposa, deprimida, fue a parar al hospital: los exámenes médicos revelaron que ella tenía un cáncer terrible, y no lo sabía. Para completar el cuadro de tragedia, este es el cuarto mes que Genaro no paga al banco el préstamo de la casa, y está amenazado de perder el inmueble.
Hay momentos así en la vida. Tú sales a la calle; las personas corren de un lado a otro, en pos de sus sueños, pero a nadie le importa lo que te sucede a ti. Te sientes solo, y olvidado hasta de Dios.
“Clamare al Dios Altísimo, al Dios que me favorece” Salmos 57:2. Es natural. El salmista también paso por momentos difíciles en su vida; todos los pasamos. A veces, el sol brilla esplendoroso, el cielo azul no trae ni una nube que opaque la belleza de tu día; pero de repente, cuando menos lo esperas, parece que todo se pone cabeza abajo y pierdes el control de la situación.
Cuando la noche envolvió la vida del salmista, afirmo: “clamare al Dios altísimo, al Dios que me favorece”
El Dios del salmista es un Dios altísimo, que puede hacerlo todo; ese Dios no duerme en las páginas de la biblia. Es también tu Dios, vivo y actuante. Por tanto, hoy clama a tu Dios. llora delante de el; derrama el alma a Dios; reconoce, como un niño indefenso, que necesitas la ayuda del padre.
A veces, Dios permite que lleguemos a una situación sin perspectivas, sin salidas, sin ventanas, a fin de que solos en la oscuridad de nuestros temores, en el dolor de nuestras heridas y en la desesperación de nuestra capacidad, aprendamos a depender del Dios altísimo.
Amaneció un nuevo día. Mira por la ventana. ¿Solo ves nubes negras y tormenta? No importa: detrás de esas nubes negras, brilla un sol indestructible; ninguna tormenta será capaz de apagar su llama viva. Pero, el sol es apenas un astro. Más allá de los planetas y de las estrellas; por encima del cosmos inaccesible, está el creador del sol: es tu Dios altísimo. Clama a él, sin miedo. Te entenderá y te oirá porque, un día, lo dejo todo y vino a buscarte en la persona maravillosa de Jesús.
Inicia hoy la carrera de tu vida, arrodíllate, y di en tu corazón: “Clamare al Dios altísimo, al Dios que me favorece”.
Hoy puede ser el mejor día de tu Vida, clama y el Señor te responderá.