El ser humano a lo largo de los tiempos ha luchado por descifrar el misterio del dolor. ¿De dónde viene el sufrimiento? Hay personas que creen que Dios es un ser con los ojos abiertos, que observa la conducta de las personas con la intención de castigarla si no se portan bien.
Esta es una idea diabólica. Fue el diablo que se presento un día delante de Dios, y lo desafío con relación a Job: “Quítale todo lo que tiene”. Sin embargo, la Biblia afirma categóricamente que Dios no quita nada; el jamás envía el dolor. ´Porque yo se los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis´. Jeremías 29:11. En este texto el Señor afirma que sus pensamientos, con relación a los seres humanos, son “pensamientos de amor y no de odio, de paz y no de guerra”
El dolor es fruto del pecado; no necesariamente del tuyo, sino del pecado como rebeldía universal. Nació en el corazón del enemigo de Dios. El diablo te hace sufrir, y después te lleva a pensar que fue Dios quien te castigo. ¿Para qué? Para que te reveles contra el Creador y trates de vivir la vida solo, siguiendo tus propios instintos y provocándote más dolor.
Si fuera verdad que Dios es el causante del sufrimiento humano, entonces la No existencia divina significaría la ausencia del dolor. Es un asunto de simple lógica ¿No lo crees?
Tal vez hoy es uno de esos días terribles en tu vida. Tu corazón está a punto de explotar; no sabes qué hacer ni para donde ir. La vida te dio las espaldas. Cometieron una injusticia horrenda contra ti, y de repente te ves tentado a pensar que, de algún modo, Dios tiene que ver con la causa de tu dolor. No lo hagas. Detente, piensa y medita en las intenciones que Dios tiene para ti: “Pensamientos de amor y no de odio, de paz y no de guerra”.
Gracias por esta publicación tan buena.
ResponderEliminarEl Señor tiene un próposito para nuestras vidas. E incluso en el dolor y en el sufrimiento hay una razón de ser, y una intención divina.
En todo momento, Dios seca nuestras lágrimas y sana, restaura y purifica nuestros corazones.
Dios te bendiga Ester
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